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Publicado el 25 abril, 2017
Los autos y camiones utilizan el sistema de enfriamiento para mantener la temperatura ideal de funcionamiento de sus motores. Un motor por sí solo, alcanza temperaturas que pueden romper, derretir o incluso incendiar sus elementos.
Para evitar estas trágicas situaciones y el daño potencial ocasionado por el calor, el motor tiene canales internos por donde circula anticongelante que nivela la temperatura por contacto, pasando el líquido, el cual está más frío que el motor, por las superficies calientes del mismo, los cilindros y la cabeza.
El radiador fue inventado en por Karl Benz y patentado en 1885, para ser adaptado a su carruaje sin caballos, como solución ante la constante evaporación del agua que usaba para enfriar sus motores, y así mantener el líquido debajo de su punto de ebullición.
El objetivo era pasar el agua por una superficie que tuviera contacto constante con el aire. De esta manera se enfriaría y cuando volviera a circular por el motor, tendría una temperatura más baja, por lo que nivelaría la del bloque del motor.
El problema principal surgió porque cuando la temperatura del motor se incrementa, el agua se evapora y en épocas de frío, esta se congela fácilmente, lo que puede resultar fatal para un sistema de enfriamiento y un auto, pero ¿cómo mantener las características de transferencia de calor del agua en esas situaciones? Era urgente aumentar el punto de ebullición del agua y disminuir el de solidificación.
Los motores enfriados por aire eran muy populares desde un inicio, y aunque los motores enfriados por agua estuvieron presentes desde el principio, no había una solución para la expansión del agua cuando se congelaba. Es por ello que primero se utilizaron soluciones de agua y alcoholes como el metanol, o alcohol de madera, para solucionar el problema del congelamiento del agua y dar la función de anticongelante de auto.
El alcohol, por su compuesto químico, tiene una característica que afecta a todos los motoristas: es un agente que acelera la corrosión de los metales con los que entra en contacto, por lo que deteriora y disminuye la vida útil de los componentes del motor.
Además, antes los sistemas de enfriamiento automotrices eran abiertos, por lo que el alcohol que componía la solución se evaporaba con facilidad, dejando al motor expuesto de nueva cuenta.
Irónicamente el siguiente paso para el anticongelante vendría de ver al pasado: Charles Wurtz sintetizó el glicol etílico en 1856, el cual es el principal componente del líquido anticongelante, pero que en su momento fue utilizado como ingrediente para algunos explosivos. Tenía características ideales para utilizarlo como anticongelante, pues se mezcla fácilmente con el agua, tiene un punto de ebullición mayor y un punto de congelamiento mucho menor.
Fue hasta 1926 que el glicol etílico fue usado como ingrediente del anticongelante y comenzó a popularizarse después de la Segunda Guerra Mundial, por el uso que se le dio con los equipos militares, desde en tanques hasta en aviones.
El futuro para los anticongelantes es más bien de mantenimiento. Claro, existen avances para distintos tipos de motores, como el caso del anticongelante para motores a diésel, así como las pruebas con distintos componentes para hacer anticongelantes más fuertes. No obstante la evolución de los motores es la que está marcando la necesidad para continuar utilizando los anticongelantes y los nuevos sistemas de enfriamiento.
La evolución del sistema de enfriamiento del auto fue fundamental para la evolución de un componente del auto que hoy consideramos como elemento estándar en un todo vehículo: la calefacción del auto. Tal y como muchos grandes inventos de la industria automotriz, resultó en algo que hoy damos por hecho. ¡Descubre más historias fascinantes aquí!