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Publicado el 10 enero, 2019
Existen 4 tipos de transmisiones para autos comerciales, que podemos encontrar en todas las armadoras de los autos. Cada una tiene beneficios distintos y requieren un mantenimiento particular. La elección depende mucho de los gustos y las costumbres de cada persona.
Esta era hasta hace algunos años la transmisión más común en el mercado, pero cada día se vuelve más un lujo, conforme el resto de las transmisiones han evolucionado.
Las transmisiones manuales funcionan al hacer los cambios de las relaciones de engranes de manera manual. Cuando el piloto interviene, presiona el embrague y con una palanca, activa una serie de engranajes que, debido a la cantidad de dientes y a su tamaño, cambia la relación de giro entre el motor y las ruedas. De esa manera que se aprovecha el torque o la potencia.
Las transmisiones manuales generalmente están selladas. Tienen una grasa lubricante en su interior que no permite que el coeficiente de fricción eleve demasiado la temperatura y dañe algún elemento. En caso de que la transmisión sufra sobrecalentamiento es recomendable realizar una revisión de todo el sistema.
La transmisión automática es sumamente compleja, y el líquido de transmisión tiene 2 tareas fundamentales: lubricar los engranes de y generar la presión hidráulica suficiente para que todos los movimientos en su interior sucedan.
Todo esto ocurre gracias a un convertidor de torque, que genera que los engranes se acoplen o no al motor y que el movimiento se realice más rápido o lento.
El líquido la transmisión automática llega a perder algunas de sus características, en especial las lubricantes, ya que el líquido aún genera presión hidráulica, pero deja de proteger a los componentes internos de la transmisión. Es posible reponerlo a través del ducto de la bayoneta medidora del líquido de transmisión.
Cada vez escuchamos más acerca de las transmisiones continuamente variables, y todos nos hablan de las características y beneficios que tienen sobre las otras opciones. En realidad son muy simples: basadas en los engranajes de las bicicletas, pero con poelas totalmente lisas, una banda metálica es la posición entre ellas y cuando las poleas abren y cierran, cambian la relación de giro, sin ser perceptibles para el conductor y los pasajeros.
Ya que la banda metálica está en contacto constante con las poleas, el lubricante de estas transmisiones es mucho más fino y delgado que el líquido de transmisión de una transmisión automática convencional, y requiere entrar en espacios mucho más reducidos que entre engranajes, el convertidor de torque y el cuerpo de válvulas.
Se consideran prácticamente libres de mantenimiento, sin embargo es recomendable hacer una inspección del estado del aceite lubricante a los 40 mil kilómetros para garantizar que todo esté en orden, y de ser necesario, cambiar el aceite.
Son dos transmisiones manuales en una: son robotizadas y hacen las funciones de manera automática. Son altamente complejas y repararlas es prácticamente imposible.
Las transmisiones de doble embrague tienen grasa lubricante igual que una transmisión manual, además de otros elementos de presión hidráulica y para el clutch mojado. Sin embargo, normalmente son selladas de la misma manera que una manual y no es necesario darles mantenimiento a menos que algo esté fallando.
Todos los elementos del auto merecen atención y revisiones constantes, como parte del mantenimiento del auto. Así nos aseguramos de atender cualquier problema antes de que sea grave.
Si quieres saber más acerca de qué sistemas revisar, cómo funcionan y cómo darles un mantenimiento adecuado, puedes hallar consejos en nuestro blog. ¡Visítalo ya!