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Publicado el 21 septiembre, 2025
Los anticongelantes son indispensables para el buen funcionamiento de un motor: evitan que se congele en invierno y que se sobrecaliente en verano. Sin embargo, estos líquidos, que a menudo parecen inofensivos por su color llamativo (verde, azul, rosa), tienen un impacto ambiental considerable si no se manejan correctamente.
Un anticongelante está compuesto principalmente por:
El problema de contaminación por el desecho de anticongelantes se debe a que algunos de estos compuestos son tóxicos y persistentes en el ambiente.
El impacto negativo de los anticongelantes no radica en su uso, sino en su mala disposición. Como usuarios responsables podemos seguir las siguientes medidas:
Así como cuidamos un motor para que no falle, debemos cuidar el planeta que nos permite circular. Cada gota de anticongelante que evitamos derramar es una contribución a un entorno más limpio y seguro.
¿Todos los anticongelantes son igual de dañinos?
No. Los que contienen etilenglicol son los más tóxicos. Los que usan propilenglicol se consideran menos nocivos, aunque igual requieren manejo responsable.
¿Qué pasa si tiro el anticongelante al drenaje?
Puede llegar sin tratar a ríos y mares, contaminando ecosistemas y fuentes de agua potable.
¿Se puede reciclar el anticongelante?
Sí. Existen procesos de filtrado y destilación que permiten reutilizarlo. El reciclaje puede reducir en más de un 80% la contaminación asociada.
¿Hay alternativas más ecológicas?
Sí. Algunos fabricantes ofrecen anticongelantes “verdes” con fórmulas biodegradables, aunque son menos comunes y más costosos.
El anticongelante protege motores, pero puede dañar gravemente la vida en la Tierra si no se maneja con cuidado. El reto no está en dejar de usarlo, sino en aprender a usarlo, almacenarlo y desecharlo correctamente. La próxima vez que cambies el de tu auto, recuerda: proteger tu motor también significa proteger el planeta.